miércoles, 9 de febrero de 2011

Crónica futbolera 1: De Atlanta y los balcanes (México-Bosnia)

Sobre Ray Charles, Bosnia, Lo que el viento se llevó, el exhibicionismo y algo de futbol



Ahí en el sureste gringo, la brisa del río Chattahoochee humedece el flujo humano de Atlanta. La capital de Georgia, “estado imperial” del meridión estadounidense, le prestó topografías a un México contra Bosnia de guión espeso y guiños inesperados.

Georgia y los sesenta
La carga histórica del terruño que le da cimientos al Domo de Georgia se antoja peculiar en su anecdotario. Fue en los albores de los sesenta cuando Ray Charles, oriundo del condado de Albany, emitió un blues de voz escarpada que se llamaba “Georgia on My Mind”. Inspirado en el estado de los duraznos robustos, ese pedazote de canción se institucionalizó veinte años después como himno oficial de Georgia. En 1960, cuando la rola sonaba en los radios, “Ray el genio” ya tenía 23 años sin ver. Mientras se aferraba a su piano para tratar de observar a través de las teclas, el país hacía efervescencia entre la píldora anticonceptiva, los encuentros de Eisenhower con Kruschev, el debate de Kennedy contra Nixon y el primer Playboy Club de Hugh Hefner.

De la bala de Princip al Sarajevo del 95
El seleccionado de Bosnia Herzegovina voló hasta los dominios de los Apalaches y presentó ese semblante áspero que carga un país con un historial empañado de humos beligerantes. Al parecer, cuando los hunos cabalgaron por ese trozo de los Balcanes que hoy es Bosnia, no hicieron más que esparcir ceniza. En el verano de 1914, Gavrilo Princip, un nacionalista serbio de 19 años, perforó el abdomen del archiduque Francisco Fernando con el plomo de una FN modelo 1910 hecha en Bélgica. El heredero del imperio austrohúngaro cayó en Sarajevo y la maldición solidificó. La Gran Guerra había estallado y a los bosnios les faltaban muchas balas por esquivar. Aunque ahora Bosnia es una república democrática con parlamento, la infamia de 1995 no ha secado del todo. Con la masacre de Srebrenica, la unidad paramilitar serbia llamada los Escorpiones, levantó el aguijón para sembrar, colina abajo, a más de 8 mil cadáveres en la tierra seca de Sarajevo.

El Chepo y Clark Gable
Para las dos escuadras, la sustancia del partido yacía en sus perspectivas a corro plazo. Mientras que México inaugura la era de José Manuel De la Torre y centra la mirada en la Copa Oro, Bosnia calienta los músculos rumbo a las eliminatorias de la Euro 2012. Es decir, intereses de confederación: diplomacia pura al estilo FIFA.


Durante el primer latigazo del partido, el césped del Georgia Dome dejó ver a dos equipos ávidos de futbol. Es que el año balompédico ya empezó. Desde el banquillo, la mirada de ‘El Chepo’ ya dejaba en claro que su neurona empezaba a conjeturar con balones, patadas y formaciones. Como cuando Margaret Mitchell, una de las hijas predilectas de Atlanta, se alborotaba el cabello y construía con letras los devaneos de Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó, De la Torre fruncía el ceño en busca el argumento correcto.


En su prefacio, la novela de José Manuel ya arrojó ciertos párrafos. Unos buenos, otros malos. Giovani Dos Santos aportó una magia que forma parte de su plan de redención. Los dos flancos que recorrieron Édgar Pacheco y Pablo Barrera fueron un efectivo gancho al lector-espectador. Los misiles errados de Salcido fueron una línea que toca pulir.
Para el segundo episodio, El Chepo se inclinó por la versión fílmica de Lo que el viento se llevó. Quiso ser un Clark Gable y, desde su pabellón de mando, observó las tribulaciones de su selección: Vivien Leigh en el papel de la Scarlett. El Chicharito fue derribado en el área. El penal se marcó y el central bosnio, Emir Spahic, zaguero del Montepellier en la liga gala, despotricó en un bosnio-croata-serbio muy colorido. Pero el tiro desde el manchón fue un bodrio por parte del chico sensación del Manchester. Javier Hernández no la creía y se abalanzó buscando un remate que, sin lograrlo, inexplicablemente (como muchos de sus goles) se coló al territorio balcánico.


El segundo balazo mexicano fue un obsequio que Pacheco rubricó bonito. Tras un despeje de Corona, el balón se embadurnó de viscosidad. Con dos yerros espantosos de la zaga eslava, el campo le quedó libre al chamaco del Atlas. Dos a cero, definitivo.

Diáspora, tribuna y falta de ropa
Dos migraciones distintas invadieron el graderío del coliseo georgiano. Bosnios y mexicanos han poblado las ciudades gringas huyendo de problemáticas vernáculas que son tan humanas como la diáspora planetaria. Naturalmente, en Atlanta tenían que quedar fragmentos y testimonios de diferentes éxodos. Los paisanos ya son un elemento imprescindible cuando El Tri juega en suelo gringo, eso se sabe. Pero los bosnios habían esperado mucho para ver a su selección.

Desde las chuladas de perfil eslavo que quitaron aliento en la tribuna, hasta las agallas del bosnio semidesnudo que irrumpió en la cancha agitando su trémula humanidad, es muy probable que la historia que se escribió en las entrañas del estadio fuera más atractiva que el primer partido amistoso del año. Mientras esos policías con sombreros de pedrada sometían al festivo balcánico de tendencias exhibicionistas, uno realmente espera que las gargantas estén bien lubricadas de cerveza para sobrellevar partidos de futbol que a veces escatiman en espectáculo. Se agradece el gesto. A las damas, claro.

Apuntes de conclusión
En el Domo de Georgia, el viento no se llevó nada. Y tampoco trajo mucho. La película de 90 minutos no fue una joya, pero tampoco asusta al aficionado. Es el comienzo de una era. Un nuevo mariscal que se va abriendo paso en su catálogo de jugadores y estrategias. Hay que tomarlo con tranquilidad, como el temple de Pablo Barrera mientras contemplaba el partido después de que lo arrolló un tren. La idea es sentarse, sobrarse ‘ahí’ y esperar a que se arme el mejor colectivo que, en el verano, defenderá el título de Copa Oro.
Por Bosnia, qué bueno que ha dejado de ser un proveedor de la antigua Yugoslavia. Una selección está escribiendo su historia. Ojalá que lleguen a la Eurocopa de Ucrania-Polonia.