Cada jornada altera las topografías de la guarida
del Cucaracho. La 5, por ejemplo, nos hizo exhumar una videocasetera que descansaba,
inmutable, en un rincón de la alcantarilla. Aquí el muestrario.
Noventerías
La noche del viernes trajo reencuentros
noventeros. El León de melena verde posó zarpa en el Azul y, tras quince años,
fue inevitable remembrar aquel campeonato del in(f)vierno que tanto ha negado
réplica. Pero este 1 a 1 no cayó mal. La bestia mordió primero y siempre es un
espectáculo contemplar cómo el flujo nervioso pesa en el clima de la Nápoles. Y
al parecer ese aire le hizo bien a Pablo Barrera. De cepa forjada en
Tlalnepantla, el muchacho dejó atrás los malos vientos de barrio londinense y charco
aragonés para empatar con un cañón de cemento puro. A cinco fechas, este Cruz
Azul se siente tibio, pero invicto. Con León de vuelta, es buen momento para
quebrar conjuros que se remontan a 1997… tiempos donde ver la boda de Lucerito
en VHS era
un lujo, y cuando los Sueños líquidos de Maná tenían en su carátula a una dama
que, si se le rastrea, uno choca contra los guardias reales que están apostados
en el Palacio de la Zarzuela, allá en las afueras de Madrid. Salud, princesa.
Aviario
El sábado se desencadenó un plumerío tan
escandaloso que hasta en la Sierra Gorda cayó pedacería. El América sembró
rapiña en La Corregidora y el Querétaro no asimila porcentajes. Chucho Benítez
se consolida como depredador de redes y Rubens Sambueza reafirma por qué es uno
de los predilectos de El Piojo.
De
almas y ofertas
Toluca está intratable. Pero aunque el demonio de
La Bombonera distribuye lumbre sin escatimar, batalló para apuntarse la quinta.
Fue hasta el último estertor del mediodía mexiquense cuando El Pájaro Benítez
consumó la diablura. Pachuca sigue desprendiendo energía gris. Cuando cayó el
gol, Hugo miró de soslayo a Meza… quiso ser Fausto, pero al parecer, Ojitos no
le compra el alma a nadie. A afilar tridentes, la próxima parada es San Nicolás
de los Garza.
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