Cuando el inicio de semana sugería horas lentas y
días aciagos, la patada de la Champions quebró la espesura. Desde la antigua
Iberia, Benfica y Barça se manifestaron en el televisor de la alcantarilla. “Qué
detalle”, pensó el Cucaracho...
El
soplo y el hueso
Allá en Lisboa, hasta las monjas de la parroquia
de Nossa Senhora de Fátima acudieron al furtivo trago de rompope para
corroborar que Lionel Messi es un demonio. El ‘10’ rosarino fue alma y motor
del ferrocarril blaugrana y, sin tanto aspaviento, se birló tres puntos de la
capital lusa. Con el cordón de mando, tejió una ecuación por toda la
cartografía del Estádio da Luz y distribuyó balones para que Alexis Sánchez y
Cesc Fàbregas desorientaran la nave de Vasco de Gama, que merodeó errante y con
dos velas perforadas. Pero cuando la altiva tripulación culé recorría “A
Catedral” con la cadencia del oleaje mediterráneo que moja la Barceloneta, el
Atlántico, envidioso, sopló un aliento áspero en la noche lusitana. Carles
Puyol se enredó por los aires y el azote fue desafortunado. A pocos días del
Derbi español, el “Capità” y su codo izquierdo quedaron fuera de servicio. Y si
el segundo acto ya era sombrío, el partido cerró telón con el rojo de la
tarjeta que le plantaron a un Sergio Busquets que hacía efervescencia en el
núcleo de la gresca. El colectivo de Tito Vilanova: a estudiar las líneas
enemigas y solventar las bajas. Las Águilas del Benfica: a remendar el pico y
las alas, no todo está perdido.
Jornada
MX
Mientras allá en el Parc de la Ciutadella, el
Periódico de Catalunya se pasea alertando que “Puyol podria estar un mínim de
sis setmanas de baixa”… en los cafetines lisboetas el encabezado es más
contundente: “Tiki-taka abateu Águia”. Pero en estas latitudes del más acá,
donde la Reforma Laboral repta por los rotativos, también hay futbol de media
semana. “Detallazo”, volvió a pensar el Cucaracho. Tras el análisis más sincero
que puede carburar entre sus dos antenas, avizoró dos partidos atractivos. Uno:
la cueva de Gustavo Matosas recibirá a la horda universitaria. León y Pumas en
el frente felino: del Nou Camp pueden brincar uñas y dientes. Dos: el perro
azteca ya desciende por las faldas de la Sierra Madre. En el Tecnológico, Rayados
y Xolos se perfilan a un enfrentamiento que apela a la punta de la tabla (y con
cuentas pendientes).
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